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8 de abril de 2013

De las horas que te debo de cosquillas.

No existen palabras que definan algo así. Es increíble, un sentimiento único. Para ir concretando, yo me he inventado una palabra. "Daniel".
Hace poco tiempo, nuestras vidas se unieron de manera que ya nunca podremos escapar el uno del otro; el destino lo quiso así. Unos escasos días fueron suficientes para poder explorarle a fondo, conocer sus gustos y sus sentimientos. Y no me arrepiento de ello, pues me he dado cuenta de que somos unos simples adolescentes que están locos, exhautos, llenos de vida y de emociones, con ganas de encontrar la felicidad, y la quieren encontrar juntos. Me he dado cuenta de que somos completamente iguales, somos almas gemelas.
Nos hemos convertido en personas totalmentes dependientes el uno del otro. "Tú y yo, yo y tú". Ni yo voy a dejarle marchar de mi vida, ni él quiere irse de ella. Ya no hay marcha atrás.

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